ETAPAS

Siempre se ha dicho «El Camino de Santiago empieza en la puerta de la casa de cada uno», » Hay tantos Caminos como Peregrinos» y » Mil Caminos y un Destino».

A partir del aquel lejano siglo IX cuando el ermitaño Pelayo descubrió la tumba de Apóstol, la ruta más conocida para caminar hasta Santiago es el Camino Francés, a cuya difusión contribuyeron reyes, monjes y nobles, franceses y españoles, que construyeron puentes y levantaron albergues y hospitales para facilitar el paso de los peregrinos. La vía francesa entra en España por Roncesvalles y Somport en los Pirineos y atraviesa las comunidades autónomas de Aragón, Navarra, La Rioja, Castilla y León y Galicia. Pero existen otras seis rutas históricas por las cuales se puede hacer el camino santo. La segunda ruta conocida es el Camino del Norte o de la Costa, que recorre la costa española a través de la cornisa Cantábrica desde Irún a Compostela, atravesando Euskadi, Cantabria y Asturias. Fue hasta el siglo X el más frecuentado. Los peregrinos procedentes del norte de Europa y de las Islas Británicas hacían su peregrinaje por mar siguiendo el «Camino Inglés», desembarcaban en el puerto de la Coruña o en el del Ferrol y desde allí continuaban a pie hasta la Catedral.

También está el Camino Portugués, que lo hace por el municipio de Tui para seguir por O Porriño, Mos, Redondela, Soutomaior, Vilaboa, Pontevedra, Barro, Portas, Caldas de Reis, Valga, Pontecesures, Padrón, Rois, Teo y Ames, hasta Santiago. Esta ruta tiene también una variante que alcanza la frontera española por Chaves y ya en Galicia, se une al Camino del Sureste por Verín. La quinta ruta hacia Santiago de Compostela es el Camino del Sureste más conocido como “Vía de la Plata». Este discurre por la prolongación de la calzada romana que comunicaba las ciudades de Mérida y Astorga. Entra en Galicia por A Mezquita, y desde A Gudiña cuenta con dos ramales que atraviesan numerosos pueblos gallegos hasta alcanzar su destino. Otra vía elegida por los peregrinos es el «Camino de Fisterra-Muxía». Durante la Edad Media algunos peregrinos, después de venerar la tumba del Apóstol, seguían viaje hasta Cabo Neiro (Finisterre), considerado entonces el fin del mundo. El último camino utilizado por los creyentes es la «Ruta Marítima de Mar de Arousa y Río Ulla» que recuerda la llegada en barco del Apóstol Santiago desde Palestina. Tiene dos puntos de entrada en Galicia y se funde en Padrón con el Camino Portugués. En la actualidad existen en la Península “algo más de treinta Caminos de Santiago, casi todos recuperados y señalizados, que conectan la mayoría de la provincias con las principales rutas jacobeas.” El camino de Santiago está unido al arte y la cultura y a su difusión. Cuanto se decía, predicaba, contaba, cantaba o pintaba en el camino alcanzaba siempre a más gente y a muchos más lugares. Gracias a su influjo en el arte y la literatura Compostela, junto con Jerusalén y Roma, se convirtió en meta de la sociedad cristiana, especialmente a partir del siglo XI al XIV.

El fenómeno de las peregrinaciones jacobeas llegaría a ser un fermento para toda la sociedad cristiana. En la actualidad las peregrinaciones a Santiago están lejos de ser motivo de estudio para especialistas, una cuestión de arqueología o un recuerdo que sería bonito conservar. Si bien es cierto que para algunos es una faceta más del consumismo, para otros una variante turística, y no falta quienes pretendan por todos los medios mostrar el Camino como una arteria cultural y turística europea, su razón de ser es eminentemente religiosa, “sigue abundando en nuestros días el peregrino con mentalidad de peregrino.”

Este principio motivador no niega las repercusiones culturales, sociológicas y políticas que el fenómeno de las peregrinaciones ha llevado consigo a través de la historia; baste mencionar las reformas litúrgica y monástica, la difusión del arte románico y el gótico, o el arribo de los mitos caballerescos europeos, entre otras.

Deja un comentario